Los 20 eurodiputados pertenecen a siete países de la UE, el más destacado Francia con 7 diputados "ultras". Pero también están países como Austria (uno), Bélgica (tres), Reino Unido (uno) e Italia (dos, una de ellas Alessandra Mussolini, nieta del dictador). Todos ellos, excepto rumanos (cinco) y búlgaros (uno), eran ya eurodiputados en activo incluidos en el llamado grupo de los no inscritos. Montar un grupo monocolor les permitirá sin embargo gozar de los mismos derechos políticos y económicos que el resto de las formaciones, entre ellos, el tiempo de palabra, el derecho a disponer de funcionarios y la posibilidad de enmendar textos. En el terreno económico, a partir de ahora percibirán en torno a un 30% más de lo que recibían como no inscritos, lo que supone una inyección anual de cerca de un millón de euros. Ideológicamente, la extrema derecha europea ataca la Constitución europea y rechaza de lleno el ingreso de Turquía. Liderará el equipo el número dos de Le Pen, el francés Bruno Gollnisch, miembro del Frente Nacional (FN), que se encuentra a la espera de que la justicia francesa se pronuncie después de haber sido acusado de negar el Holocausto.
Ahora, los 764 eurodiputados restantes deberán trabajar para adecuar sus estrategias políticas a la llegada de los nuevos inquilinos de la Eurocámara. El consenso entre los grandes partidos a la hora de boicotear a los extremistas será crucial, una opinión que comparte Antonio López Istúriz, secretario general del Partido Popular Europeo, el que ostenta la mayoría en la Eurocámara. Enrique Barón, presidente de la delegación de los socialistas españoles en el Parlamento europeo, sostiene que "hay que aplicar una política de cordón sanitario". Pero ya ayer, el nuevo grupo político entregaba a la secretaría del Parlamento Europeo un listado con su composición y su nombre: "Identidad, soberanía y tradición". Todo un adelanto de su programa político. No es el único palo que recibe la Unión Europea en las últimas fechas, también está la pérdida de competitividad industrial, el bajo crecimiento del PIB continental, el "no" a la Constitución Europea de Francia y Holanda... Europa camina marcha atrás y sus políticos no lo ven. Los europeos, los máximos "accionistas" de esta empresa, quieren una Unión más social, ciudadana y próspera. Pero parecen que los intereses van para otro lado. Aún estamos a tiempo, salvemos Europa, la Europa imposible que tanto soñaron nuestros ancestros.
10 enero 2007
EUROPA Y SUS GENERACIONES
Europa ha sido un sueño para muchas generaciones de artistas, pensadores y políticos, muy a pesar de las diferencias, disputas y guerras desde tiempos remotos, que han asolado el contiente. Yo, que soy un europeísta convencido, escribo humildemente estas líneas para decir que, a lo largo de nuestra dilatada Historia, con mayúscula, hubieron muchos que tuvieron una idea común, un sueño, el de una Europa unida. Desde que se ideó la Unión Europea tal y como la conocemos hoy, muchos han sido los países que han contribuido a su crecimiento y, mucho más importante, que han crecido con y por ella. Poco a poco distintos países se han adherido a este proyecto de paz, libertad, crecimiento y armonía. Así hasta llegar hasta los 27 miembros actuales, los últimos Rumania y Bulgaria, que han llegado a la Unión Europea con la extrema derecha debajo del brazo, o lo que es lo mismo, con seis eurodiputados que harán posible que se forme un grupo político de ultraderecha en el Parlamento Europeo. Y eso que una de las causas que precipitaron el surgimiento de la Unión Europea fue que nunca más volviera a acceder al poder la extrema derecha ni, por supuesto, que lo hiciera el comunismo. Ahora el presidente del Frente Nacional (FN) francés, Jean-Marie Le Pen, ha conseguido aquello por lo que ha peleado durante más de una década: establecer un grupo con plenos derechos políticos y económicos que defienda sus intereses en la Unión Europea. Rumanos y búlgaros han colmado por fin sus aspiraciones, mientras el resto de formaciones de la Eurocámara se plantea ahora cómo aislar al grupo que nacerá formalmente el próximo lunes en Estrasburgo. Entre otros, Le Pen, su hija Marine y la nieta de Mussolini pertenecen a la agrupación de extrema derecha que, con la nueva ampliación continental, logra el quórum de 20 diputados mínimos para formar grupo.