La moda del mensaje visual está comenzando a tener éxito en España. Los vídeos televisivos compiten en audiencia con los reality shows más carismáticos y seguidos de la pantalla. La risa fácil, el lenguaje crítico (parcialmente, claro) y la solicitud al pensamiento construido, dado, está calando hondo en los españoles. Además de vertebrar nuestra sociedad en buenos y malos, es un arma política sutil al que los partidos se han apuntado para arrebatarnos ya ese minúsculo espíritu crítico que nos quedaba. Parece que cuanto más fuerte es la marea, más rompedor es el vídeo. En estas latitudes lo puso de moda el PP con sus remakes de telerrealidad en los que se intercalaban imágenes del 11-M con las de ETA (incluidas manifestaciones de ciudadanos y víctimas, dolor y llantos). En Ferraz, entonces, comenzó a rodar psoetv, un divertidísimo canal con una programación muy ajustada a las necesidades del Gobierno. Los populares contraatacaron. Y decidieron mostrarnos aquella sociedad violenta, problemática y dividida que heredaron en 1996 de los socialistas. Pero metieron la pata con imágenes capturadas bajo sus gobiernos y, aún peor, fuera de nuestras fronteras. Ahora, para no ser menos, el PSOE lanza una superproducción sobre la tregua del 98, en la que los populares excarcelaron a más de 200 etarras y acercaron a prisiones vascas unos 140 terroristas. Los socialistas, que aún no han hecho concesiones pero sí la vista gorda ante los movimientos de ETA, se preguntan porque la anterior tregua sí y la nueva se pone en entredicho. Hablar con terroristas implica sus riesgos, pero quizá valga la pena intentarlo. Pero siempre que exista una voluntad manifiesta de los terroristas de dejar las armas. Hay que ser impacables con ello: ningún paso adelante más sin que ETA condene la violencia y pida perdón. Por ahí se comienza construyendo la paz. Y si no es así, mejor mudarnos a Latinoamérica, donde parecen haberse puesto de moda los movimientos izquierdistas e indígenas. Ahora le ha tocado el turno a Ecuador, donde el izquierdista Rafael Correa ha conseguido la victoria en las elecciones presidenciales logrando el 67% de los votos. Sí, en efecto, Correa es de esa línea de dirigentes al estilo del venezolano Hugo Chávez, el boliviano Evo Morales y el nicaragüense Daniel Ortega. Un cambio para América del sur que quizá sea demasiado radical. Pero todo lo dicho hasta ahora es nada comparado con la nueva moda de traer vástagos al mundo. Esa sí que es una moda. Lo mejor es que sean mujeres. Ya se han apuntado a ello los Príncipes de Asturias, que esperan su segunda hija para primavera. Y para la misma fecha y también niña, mi amigo Juanmi tendra a su primer bebé. Felicidades. Y tranquilo, verás como tienes muchas facilidades para criarla, ¿verdad Felipe? De momento, los 500 euros de la paga de este mes, ve guardándolos para pañales.
28 noviembre 2006
27 noviembre 2006
CRECIMIENTO SIN COMPETITIVIDAD
Recientemente, el Gobierno ha anunciado el crecimiento de la economía española de este año. La progresión de la renta nacional se ha situado en un 3,6%. En términos europeos, somos el país con mayor crecimiento de PIB. Y esto no es nada nuevo, sino una tendencia que se mantiene desde los años sesenta, cuando los países del viejo continente comenzaron a crecer. Una edad conocida como golden age, verdaderos años de oro que repercutieron positivamente en toda Europa. Pero la llama se fue apagando y luego los mayores crecimientos de PIB se han venido dando en EEUU y, en la actualidad, en ciertos países asiáticos. España, aunque parezca mentira, sí ha mantenido esa tendencia al alza. Sin embargo, a pesar de este mayúsculo crecimiento, el cual poco o nada tiene que ver con colores políticos, España es un país con una competitividad nula o escasa. No sólo la competitividad nacional pierde terreno frente a otros competidores. También el resto de Europa lo hace. Entre las causas, la rebaja de la Comisión Europea del objetivo marcado en la Cumbre de Lisboa del año 2000. Allí los europeos nos comprometimos y fijamos invertir el 3% del PIB europeo en I+D (Investigación y Desarrollo). Ahora sólo se invertirá el 2,6%. Lo peor es que la brecha se agranda: el diferencial de inversión con EEUU se ha duplicado desde 1995 y China gasta en I+D la mitad que todos los países europeos juntos cuando hace diez años invertía cinco veces menos. Sí, la economía española sigue creciendo (3,4%), pero su productividad no lo hace al mismo ritmo (0,6%). Según los expertos, el motivo de esta baja tasa es el excesivo peso de la construcción en nuestra economía y el escaso esfuerzo tecnológico de nuestras empresas. Los datos no dan lugar a dudas: en el primer semestre de 2006, casi el 31 % de la inversión de las empresas se destinó a vivienda. Sólo el 16,4% se empleó en maquinaria. Como dice Carlos Mulas, profesor de Economía de la Universidad Complutense de Madrid, la construcción no es mala, lo que tiene una incidencia negativa es el enorme peso en la economía de la vivienda. La solución es invertir más en infraestructuras y menos en la creación de nuevas residencias. Pero en España encontramos el problema de tener una economía, la del ladrillo, sumergida dentro de otra. No sólo el empresario es el culpable, muchos políticos han tenido culpa en ello. Una nueva Ley de Suelo ya. Y para evitar posibles futuros problemas, que comience el derribo en toda España de las miles y miles de casas ilegales. Nuestra vida, nuestra salud, nuestro medio ambiente lo merecen. No sólo de ladrillo vive el hombre.
22 noviembre 2006
¿EL PRINCIPIO DEL FIN?
Hagamos una lectura muy por encima, pues la realidad es mucho más compleja: ETA lleva tres años sin matar; destacados miembros de la banda, encarcelados, han pedido el cese de la violencia; los etarras llevan ocho meses en tregua y, además, están cada vez más ahogados. Pero la Kale Borroka sigue instaurando el terror en las calles del País Vasco, ETA no se aparta de su afán de autodeterminación para Euskadi y parece que tampoco la izquierda abertzale vaya a condenar la violencia a corto plazo. En efecto, hay puntos a favor y en contra del proceso de paz, pero parece muy coherente intentarlo, terminar con ETA. Es cierto que en los años del PP en el poder el cerco policial y legislativo fue total. Un acierto y una constante baza política del PP. Por ello Rajoy, ancora ministro del Interior y hoy jefe de la oposición, tiene que criticar el camino emprendido por los socialistas. Es un cambio radical en la política antiterrorista de nuestro país, una apuesta personal de ZP muy arriesgada (tanto como la tregua de 1998), pero no debería olvidar que las líneas de política antiterrorista las marca el Gobierno. Así lo hicieron los populares durante su mandato desde que en 2001 Zapatero, entonces en la oposición, se sacará dicho pacto de la manga. Felipe González ya intentó terminar con ETA a través del proceso de Argel (1989), pero suspendió las conversaciones al comprobar que los terroristas no estaban convencidos de abandonar las armas y, además, proponían reconocimientos para Euskadi que superaban la Constitución. Años más tarde, José María Aznar, con el PNV como interlocutor, volvía a suspender los contactos, aunque previamente erró al acercar 150 presos sin obtener de ETA nada a cambio. Los terroristas seguían en sus trece. Fue la famosa tregua de 1998, una tregua trampa que sirvió a ETA para fortalecerse cuando estaba dispersa y sin recursos. La derecha, herida, estrechó el cerco. La ley de Partidos Políticos de 2002 fue la piedra angular para ello. Batasuna no pudo concurrir a las urnas y ETA cada vez estaba más debilitada. La desaparición se veía cercana y ZP, tras llegar al poder, concedió prioridad a terminar con ETA. El anuncio de la tregua del pasado 22 de marzo era un importante primer paso. Pero cada vez hay menos esperanzas. El proceso hace aguas. Y lo demuestra el resultado de la investigación de la policía francesa sobre el robo de 350 pistolas en Vauvert, Francia, el pasado 23 de octubre. Fue un comando de ETA. Parece que estamos ante una nueva tregua-trampa. Podría ser el principio del fin de un sueño: terminar con la violencia terrorista. El Gobierno debería tomar cartas en ello pues ETA no se aparta de sus objetivos.
04 noviembre 2006
LA REALIDAD ANDALUZA
Mariano Rajoy ha sido mezquino e injusto con Andalucía y los andaluces. Aún más. Como ha dicho el presidente andaluz, ha estado poco respetuoso con el Parlamento andaluz, elegido democraticamente. En aras de satisfacer al núcleo duro de su partido, a la derecha extrema como le llama Zapatero, intentó camuflar la realidad del Estatuto andaluz que aprobó el Congreso de los Diputados. Rajoy en un ejercicio literario al que es muy dado cuando le faltan argumentos, lo que le suele suceder con frecuencia cuando baja a Andalucía (parece que ahora lo tendremos hasta en la sopa), ha querido hacer ver a sus votantes que el Estatuto andaluz es ni chicha ni limoná. O lo que es peor, que ellos han sido quienes han enderezado un Estatuto que cabalgaba por la senda de la inconstitucionalidad. Rajoy miente y se queda tan tranquilo. El Estatuto que aprobaron el PSOE de Andalucía e Izquierda Unida, además de ser constitucional, es y sigue siendo un Estatuto de progreso, con una fuerte carga social, como han dicho y escrito quienes, desde un principio, hicieron una decidida apuesta por la renovación del mismo. Lo que ha hecho el Congreso de los Diputados, por más que le pese a Rajoy, ha sido un trabajo de maquillaje, manteniendo los principios básicos que dan vida, solidez y consistencia del que salió del Parlamento andaluz. Si Rajoy sigue por ese camino, que a buen seguro lo hará, y se suman las mentes silenciosas de Zaplana y Acebes, el esfuerzo y trabajo que ha hecho Javier Arenas se puede ir al garete. Para el líder de los populares andaluces el llegar al consenso y subirse a la locomotora del Estatuto no era cuestión baladí, sino todo lo contrario. Le iba en ello su propia supervivencia política y la de su partido. Por eso no dudó enfrentarse a quienes en la cúpula de Génova (sede nacional del PP) analizaban que con el apoyo al Estatuto andaluz se empezaba a desmoronar la estrategia nacional mantenida hasta hace poco de que la España plural y autonómica que propugna Zapatero, "rompe España", entre otras lindezas.
Arenas, propio en él, ha tenido cintura política y olfateado por dónde van los vientos de la política andaluza. Veinticinco años más condenado el PP al destierro no era, ni es, lógico. Con todo, me quiero quedar con el personaje clave en este largo y apasionante proceso en el que ha entrado Andalucía y no es otro que Manuel Chaves, por mucho que le pese a quienes le siguen negando, con la miopía propia de resentidos, obstusos y alitongados, un papel protagonista no sólo en Andalucía, sino también en toda España. Cuando en la investidura última, el presidente andaluz dijo que Andalucía necesitaba reformar el Estatuto que salió del 28 F de 1980 incluso en algún sector de su propio partido hubo reticencias y no digamos en la derecha y en los medios informativos que la bailan. La tozudez y la confianza ciega de que la propuesta que hacía era imprescindible si queríamos que Andalucía entrara en el siglo XXI con todas las armas para seguir progresando ha hecho que se sumen voluntades, al principio muy alejadas, entre ellas las del PP. Habrá que enterrar en la hemeroteca del olvido lo dicho por Antonio Sanz, Esperanza Oña, Teófila Martínez y Zoido, entre otros iluminados que siguiendo los pasos que, en principio, marcara Rajoy terminó por decir que el Estatuto andaluz "era un cachondeo", sensato y científico análisis de quien pretende que los andaluces (versus Arenas) lo aúpen hasta La Moncloa. Por mucho que le pese a la derecha más retrógada y sus apoyos mediáticos (pronto oiremos decir lo de "vendepatrias" o leer sandeces que pretenden estar avaladas por la historia), el Estatuto andaluz que habremos de refrendar el 18 de febrero del próximo año es un estatuto de progreso y progresista. Fue una apuesta arriesgada de Manuel Chaves y ganó.
Arenas, propio en él, ha tenido cintura política y olfateado por dónde van los vientos de la política andaluza. Veinticinco años más condenado el PP al destierro no era, ni es, lógico. Con todo, me quiero quedar con el personaje clave en este largo y apasionante proceso en el que ha entrado Andalucía y no es otro que Manuel Chaves, por mucho que le pese a quienes le siguen negando, con la miopía propia de resentidos, obstusos y alitongados, un papel protagonista no sólo en Andalucía, sino también en toda España. Cuando en la investidura última, el presidente andaluz dijo que Andalucía necesitaba reformar el Estatuto que salió del 28 F de 1980 incluso en algún sector de su propio partido hubo reticencias y no digamos en la derecha y en los medios informativos que la bailan. La tozudez y la confianza ciega de que la propuesta que hacía era imprescindible si queríamos que Andalucía entrara en el siglo XXI con todas las armas para seguir progresando ha hecho que se sumen voluntades, al principio muy alejadas, entre ellas las del PP. Habrá que enterrar en la hemeroteca del olvido lo dicho por Antonio Sanz, Esperanza Oña, Teófila Martínez y Zoido, entre otros iluminados que siguiendo los pasos que, en principio, marcara Rajoy terminó por decir que el Estatuto andaluz "era un cachondeo", sensato y científico análisis de quien pretende que los andaluces (versus Arenas) lo aúpen hasta La Moncloa. Por mucho que le pese a la derecha más retrógada y sus apoyos mediáticos (pronto oiremos decir lo de "vendepatrias" o leer sandeces que pretenden estar avaladas por la historia), el Estatuto andaluz que habremos de refrendar el 18 de febrero del próximo año es un estatuto de progreso y progresista. Fue una apuesta arriesgada de Manuel Chaves y ganó.
01 noviembre 2006
EL LABERINTO CATALÁN
El resultado de las elecciones catalanas nos deja un horizonte poco esperanzador para la estabilidad política, incluso para la estabilidad española. Más que un horizonte se atisba un laberinto. Porque las urnas dejan todo queda como estaba. En estos comicios pierden votos todos los partidos excepto Iniciativa per Catalunya (ECV), aunque todos ellos se afanen en congratularse. Pierde la democracia, la primera dagnificada por la elevada abstención, la más alta desde 1992. El escrutinio no deja nada atado, ahora tendrán que ser los pactos los que resuelvan la difícil situación. Todo apunta hacia la reedición del tripartito, aunque las voces que apuntan hacia la sociovergencia (pacto entre los nacionalistas de CIU y el PSC) cada vez pululan en más ámbientes y están más distendidas. El mayor defendor de este pacto es Rodríguez Zapatero, que no quiere ver como día tras día el gobierno socialista catalán lo deja en evidencia y tensa la cuerda (sobre todo la económica). Y eso, dejarlo en evidencia, lo conseguía día tras día el padre del Estatut, Joan Maragall, y sus socios de gobierno de ERC. Maragall ha sido una pesadilla para Zp desde que éste llegó a la Moncloa y ahora prefiere ver envestido de President a Artur Mas que a su antiguo ministro de Industria, José Montilla. Por si las moscas.
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