Hace 1500 años, San Agustín de Hipona preguntó: ¿Qué es el tiempo? Y es que desde la antigüedad, el tiempo ha intrigado a las mentes humanas. Los griegos creían que el tiempo era cíclico y que cuando todos los cuerpos celestes volvieran a sus posiciones originales, todo volvería ser como en el principio y se iniciaría de nuevo la existencia. Los cristianos, en cambio, concebían al tiempo en forma lineal, con un principio y un final, consignados en su texto sagrado, la Biblia. En la era del racionalismo, el físico Isaac Newton dijo que el tiempo existía independientemente de la mente humana y los objetos materiales, que fluía por sí mismo. El filósofo Emmanuel Kant propuso que el tiempo era una invención humana que se proyectaba sobre el universo. Ahora, en el siglo XXI, un joven jamaicano ha pulverizado registros. Él no sabe responder a la pregunta de San Agustín de Hipona, poco le importa. Sólo sabe que sale de Pekín con dos nuevos records mundiales de atletismo y después de haber asombrado al mundo. Es Usain Bolt. Tentado por las mejores universidades de EEUU, Bolt giró la cara y antepuso los sentimientos a los dólares. Phelps, con sus ocho oros, también ha asombrado al mundo. Ha demostrado que, aunque el hombre no es capaz de explicar qué es el tiempo, si puede retarlo. Mucho antes, PUDIMOS. La Eurocopa ya reside en las vitrinas de la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. Por fin fuimos capaces de romper el maleficio. Yo también pienso que el tiempo es cíclico. Todo va, todo viene. Y cambia posiciones para volver y volver y... Así es como estos días hemos vuelto a encontrarnos. Tú y yo. Hace mucho que terminó nuestro tiempo, pero los griegos sabían de lo que hablaban, y aunque nuestros cuerpos celestes no han vuelto a sus posiciones iniciales, nosotros hemos querido posicionarnos. Tu seguías donde y como siempre. Sin alas, pero con un libro entre las manos, aprendiendo que significó para la humanidad aquellla bajeza humana que inventó el comunismo soviético: el gulag. Lo haces ahora que precisamente ha muerto Alexander Solzenitsin, autor del monumental Archipiélago Gulag, testimonio definitivo sobre el terror que sustentó la desaparecida URSS y ese experimento social y político que llamaron socialismo real. La obra de Solzenitsin demuestra que un tipo que tenga memoria y que además lo registre todo detalladamente es tremendamente poderoso a la hora de mover conciencias, incluso frente a un poder tiránico que gozó de amplias simpatías y complicidades en Occidente. El tiempo, querida mía, no tiene alas y no nos devolverá ese maravillosa etapa que hemos perdido. Como tampoco nos devolverá a esas 154 personas que han perecido en el accidente aéreo de Barajas. El avión zozobraba y el piloto quiso cancelar el vuelo. Una revisión in situ declinó la propuesta del Comandante. El MD -82 quiso volar, cómo los pájaros, como el tiempo, nuestro tiempo. Y lo intentó. Se incendió un motor, pero ya no había marcha atrás. Así de implacable es esto a lo que llamamos tiempo. Spanair pretende desde julio el despido de más de un tercio de la plantilla. Pilotos y sindicatos venían denunciando la disminución de seguridad en la empresa, algo en lo que también incidiría la marcha de más de 1000 trabajadores. Incluso dos horas antes del siniestro, planeaban una huelga por caos organizativo. Yo me preguntó por qué se dejó volar a ese avión (donde pudimos estar todos). No encuentro respuesta, como tampoco la encuentra quienes buscan contestar a San Agustín de Hipona (y por tanto a la Humanidad). Sólo pido que se depuren responsabilidades, porque ya nadie va a devolvernos a esas 154 personas. Como ya nadie nos devolverá los minutos que hemos estado separados. Tú con tu libro, yo encerrado en mi particular gulag de las amarguras.