El Valle de los Reyes que nuestra Esperanza Aguirre se ha afanado en construir en Madrid no tiene fin. El nuevo esperpento, la inauguración del Metro Ligero, que une las ciudades de Pozuelo y Boadilla con Madrid. Una idea formidable, pero con unos planteamientos insoportables... ¡Metro Ligero sí, tranvía no! Ese fue el grito de guerra del PP para las autonómicas del pasado mes de mayo. Y yo pregunto, ¿qué diferencias hay entre un Metro Ligero y un tranvía? Si los pueblos democráticos son sabios en las urnas, espero que el próximo año el nobel de literatura se lo den a mi primo de seis años que escribe con un garbo y un descaro impropios de su edad. O los impropios pueden ser los votantes de este circo que se conoce como Comunidad de Madrid. La legislatura pasada ha estado llena de maniobras especuladores, manipulaciones y casos lamelas. Nuestra Esperanza (con mayúsculas) está esperando el salto a la política nacional, es la única forma de llegar a fin de mes. O no. El núcleo duro del PP se ha puesto en marcha para buscarle un sustituto a Rajoy por si las moscas... Si se va, a don Mariano sí le saldrán las cuentas. Llegar a fin de mes lo tiene chupao: un registrador de la propiedad no se queda sólo con las migajas. Debe de ser un gran hombre y amar de verdad España (esta España que nos duele, como decía el gran Unamuno) para estar aún metido en este mundillo de la política. Busca ganar en las urnas y gobernar España. Y si no lo hace, se tomará la vida con mucha Esperanza.