03 agosto 2007

ESTIMADO AGOSTO EFERVESCENTE

María San Gil vuelve a la política activa con fuerzas. Es una magnifica noticia. Porque San Gil es una mujer con una voz única, sin pelos en la lengua. Una mujer responsable y sensible a la calle. Escucha a los ciudadanos y se hace escuchar. San Gil es un elemento esencial para la vida pública en el País Vasco, donde el pluralismo político comienza a escasear, tanto, como la bandera española en las instituciones públicas de Bilbao. Y eso a pesar del veredicto del Tribunal Supremo. En los cuatro meses de ausencia de la dirigente popular, pocas cosas han pasado. Se han realizado más de una docena de detenciones de activistas de ETA, pero San Gil aún cree que se puede ir más allá. Ella tiene la mosca detrás de la oreja porque el Gobierno y la Fiscalía no actuaron con firmeza para frenar el acceso del entorno abertzale a las instituciones. Por culpa de un cáncer no pudo hacer campaña para las pasadas elecciones municipales. Pero, afortunadamente, San Gil ya está de vuelta. Navarra es otro cantar. Yo siempre he sido partidario de que las Ejecutivas regionales de un partido político, los que conocen más de cerca la realidad social de la zona, sean quienes tomen las decisiones que les van a afectar directamente. Sin interferencias de nada ni de nadie. Si el PSN quiere pactar con los nacionalistas de Nafarroa Bai, pues que pacten. Ya sé que la decisión de las políticas de alianzas compete en exclusiva a Ferraz, pero también el PSOE se involucró en la elección de diferentes dirigentes regionales de su partido y el tiro les salió por la culata. Las urnas, más tarde, les quitaron la razón. Una cosa es marcar la dirección política y otra muy distinta decidir por los demás.