El aleteo de una mariposa me despertó de aquel bello sueño. Era demasiado perfecto. Años más tarde, al tomar la calle Arenal, la lluvia consiguió calarme hasta los huesos de la misma forma que tú habías penetrado mi alma. El centro de Madrid era una ciudad bombardeada con granizos y recuerdos. Buscaba tus ojos, y eran otros los que encontraba. La calle se hizo eterna hasta llegar a Joy Eslava. Al volver la vista atrás, denoté que apenas anduve unos metros. Me vinieron a la memoria aquellas palabras de Georgia en la terraza de un bar de Roma: he tenido que recorrer 30.000 kilómetros para descubrir que los pastos no son más verdes acá. Georgia vino a Italia esperando el papel de su vida. Pero volvió a su Argentina sin ser actriz, sin dinero, y con un enorme peso en el alma. La recuerdo paseando por via del Corso, o recostada sobre la escalinata de Trinitá dei Monti rememorando recuerdos. Las amigas nunca se olvidan. Y más, cuando compartes soledades. Aquella noche lluviosa me acordé de ella. Y de ti. Y de los viejos amigos. Y de las ciudades de paso. Entonces comenzó a sonar Certe notti en un seudo teatro, y yo estaba allí, y tú conmigo. Y también estaban los amigos que volaron en la adolescencia, y los que apenas veo y siempre están. Y Roma. Advertí que era real, que había llegado el momento y que por fin Ligabue estaba en Madrid. Cerré los ojos y quise que ese momento fuese eterno, como tantos otros que nunca lo fueron. Ni los serán. Los que siempre leen este blog y me achacan que hable tanto de política, ya no podrán hacerlo. No todo en la vida es política, y ésta es cada vez más una utopía. Las ideologías cada vez están más vacías, como las librerías. Como las bibliotecas. Igual que el mundo de los sentimientos, cada vez más fríos, más distantes, más escondidos. Me da miedo pensar que la gente cambia tanto de parecer. Y lo que más miedo me da es que lo haga tan rápido. Murió Azcona y el cine español se quedó huérfano. Ahora llegan los merecidos homenajes que nunca tuvo. Pero, y ahora, ¿quién escribirá mejor guión para mi vida? Dejé de soñar hace tiempo, cuando una canción de Ligabue martilleaba en mi cabeza tutti vogliono viaggare in prima. Me dí cuenta entonces que la vida es un asco. Sólo está hecha para aquellos que tienen padrino, como dice mi padre, o para los que se los buscan. ¡A la mierda!, que diría nuestro añorado Fernando Fernán-Gómez. Una bocanada de aire me recuerda tus besos y me devuelve la vida. Ha sido el invierno más frío. Arrecia la corriente. Y mañana volverá a estar nublado. Lo estará siempre. Para entonces el concierto se habrá esfumado de nuestra memoria. Sólo recuerdo que en el camino de vuelta, la calle Arenal era una fiesta. No llovía. Pero yo sentía que el agua seguía calando mi alma. Lloraba por dentro. Me consolé contándole a mi almohada los sueños que tuve ayer. Ciertas noches, ella suele ser mi mejor aliada. Ciertas noches, cuando bajo de un coche que no quiere guiarme por ninguna autostrada.