18 febrero 2009

TARANTELLA

A pesar de que la vida no se escribe en verso, en ocasiones suceden cosas extraordinarias, como por ejemplo encontrar tus ojos deambulando entre las sábanas una mañana de mayo. Recordé, entre otras cosas, la primera vez que me fijé de veras en ellos, otro mes de mayo de hace ahora tres años. Mientras nos mirábamos, absortos, recuerdo que guardabas silencio. Al fondo estaba, con su reflejo tenue, el laghetto de EUR y, más allá, los destellos de una ciudad más eterna que nunca: el amor es el origen de la vida. Estábamos detrás de la carpa en la que Paola Serena despedía a sus últimos invitados, el día que se cerraba la campaña de las elecciones municipales en Italia. Mientras la gente se zampaba unos pastelitos y Ernesto vigilaba que todo estuviese a punto, recuerdo como cogí tu mano y nos alejamps de toda parlafernalia y de aquellos atrevidos bailes latinos que degustaban los asistentes. Nos adentramos en el parque, donde el frescor de la hierba fresca nos hizo sentir libres. Y entonces te hablé de mariposas, de guitarras roncas y magos sin chistera. Cuando terminé, nunca antes, comenzaste a tatarear una música pegadiza, una tarantella. Luego fueiste sublime: "este es el secreto de la vida". Mucho tiempo después sube que la tarantella es un baile popular del sur de Italia, como para nosotros los andaluces el flamenco. Se trata de un baile de origen napolitano que tiene un movimiento muy vivo. En su forma moderna más común, es una danza de galanteo entre parejas con un compás de seis por ocho que va aumentando progresivamente de velocidad. En aquellos momentos creías que una tarantella a tiempo era capaz de evaporar las penas y miserias. Y que algo así debía ayudar a Paola a ganar su puesto en il comune de Roma. Te basabas, quizá, en esa teoría que recorría las calles de la Italia sureña en la Edad Media, cuando la gente creía que con bailar una tarantella se curaban ciertos tipos de males. A pesar de leyendas y patrañas, entonar una tarandella no le bastado a Walter Veltroni para encadenar su enésimo fracaso. Lo que más me duele de todo esto es que al final tendrás razón y que una sonrisa de oreja a oreja se dibujará en tu rostro mientras yo sigo bebiendo miserias y recomponiendo este puzzle que dejamos a medio hacer. Tras dejar la alcaldía de la capital en octubre de 2007 para enfrentarse al todopoderoso Berlusconi en las generales como líder del artificial PD, mi admirado Walter sólo ha cosechado fracasos, algo que ya les ocurrió a los otrora líderes de la izquierda italiana que se atrevieron a dejar Roma para plantarle cara a Il Cavaliere. Hablo de Francesco Rutelli o de Massimo D´Alema. Esta vez, Veltroni dijo basta. Y lo hizo "para salvar el proyecto". La clara derrota de su candidato, Renato Soru, en las elecciones regionales de Cerdeña ante el candidato de Berlusconi, parecen haber deprimido el proyecto del grupo reformista. Antes de Cerdeña habían venido las varapalos de las generales y municipales de abril del año pasado, o las derrotas en las regionales de Friuli y Abruzzo. En todo este tiempo, el PD no ha logrado ser alternativa a Berlusconi, no se ha convertido en referente laico, no ha hecho verdadera oposición, no ha ofrecido soluciones a la crisis... Eso unido a que las luchas fratricidas han sido, en paralelo, salvajes, poco margen de maniobra deja a Veltroni. En los nueve meses que han pasado desde el último paseo de Berlusconi, Massimo d´Alema ha tratado de acercarse a la izquierda radical; Francesco Rutelli ha tendido puentes con los democristianos de Casini; los Democráticos de Izquierda de Piero Fassino se han alineado con los socialistas europeos, en contra de la línea oficial, los jerarcas napolitanos se han aferrado al poder de escándalo en escándalo y, los católicos, han votado con el Gobierno la ley del testamento biológico. Es difícil salir adelante con esta amalgama ideológica. No valdría ni el baile conjunto de una tarantella. Aquí nadie quiere bailar con la más fea. Pero lo que es más extraño, tampoco con la guapa. Todos quieren bailar consigo mismos, porque es la mejor manera de hacer carrera. El carisma del magnate italiano Silvio Berlusconi, parece resistir cualquier prueba. Elecciones, crisis económicas, recesión aguda... Poco queda de aquel optimista Veltroni que arrasaba en Roma con más del 60 % de los votos. Menos, si cabe, de aquel que a finales de febrero de 2008 llenaba el Teatro Pavone de Perugia con más de 1.000 jóvenes con sus modales exquisitos, su aspecto de italiano corriente, su cultura laicista pero cuidadosa con los católicos y su mensaje de renovación total. Veltroni fue un tiempo la esperanza de Italia, como tú fuiste la mía y ahora, como todo en la vida, ambas esperanzas se han evaporado. Unas tardan más, otras menos, pero al fin y al cabo, todas acaban. Sin embargo, me da cosa que todo finalice tan abruptamente. Tus ojos desgarrándose para no volver a mirarme, Veltroni escondido tras una bandera tricolor... Mis primas catalanas me susurran estos días que ya terminaron los tiempos de subversión, de recesión afectiva. Pero para que esto ocurra, necesitaría un Obama que firmara pactos en mi Denver particular. Ayer, en esta ciudad, el presidente de EEUU firmaba un nuevo decreto para inyectar 787.000 millones de dólares en un tiempo de extrema debilidad en la solvencia de la banca estadounidense. El acuerdo entre Congreso y Senado recorta los gastos sociales (siempre pagamos los mismos) y de educación, y modifica las rebajas de impuestos para las clases medias, que ahora será un cheque de 400 dólares, en lugar de los 500 previstos. De unos euros más, unos cinco millones, es el agujero que ha dejado en facturas pendientes de pago el ya ex consejero de Deportes de la Comunidad de Madrid, Alberto López Viejo. La mayoría de ese dinero corresponden a trabajos realizados por la trama corrupta, que cada día nos descubre nuevos y sorprendentes vínculos con el entorno del PP y de Esperanza Aguirre, que se niega a realizar una comisión de investigación como dios manda para depurar responsabilidades, que parecen arraigadas en el seno de su gobierno. A Tomás Gómez y a los suyos no les queda otra que arremangarse y bailar una tarantella al más puro estilo napolitano. Porque, para la lideresa, "la famiglia é la famiglia", como pregona Michael Corleone en El Padrino. Y yo, mientras, sigo esperando que vuelva el mes de mayo por si vuelve a amanecer en tus ojos.