30 enero 2009

EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANÍA

"Hay gente que te hace sentir muy pequeña", escribió en el messenger aquella mañana soleada mientras yo me apretaba el nudo de la corbata con celeridad. Lo dijo con la inocencia con la que uno recuerda su primer amor, con la sinceridad que esconde un niño tras su mirada. Comencé a darle vueltas a aquella frase en el autobús, de camino al trabajo, algo que afortunadamente aún conservo. No pueden decir lo mismo casi un millón de españoles, que han visto como 2008 se ha llevado su puesto laboral de la misma forma que tú te llevaste mis alas. Y es cierta aquella frase que ella dejó escrita en el ordenador minutos atrás, lo que ocurre es que nunca te imaginas que esas personas que te hacen sentir pequeño son quienes más creiste que te querían. Ella no lo logra entender y a mí me gustaría explicarselo. Igual que me gustaría explicarle a Nacho, a Rosa o a Juan porque han perdido su trabajo, aquel que escuetamente les daba para pagar la hipoteca y comer día a día. Pero desafortunadamente no tengo respuestas, como tampoco tuve respuesta aquella tarde en la que te perdiste entre la niebla. No nos engañemos: la crisis la pagaremos los más débiles. Eso a pesar del los esfuerzos del Gobierno de ZP, que ha aprobado diferentes medidas mientras el PP se desangra en una guerra interna (la enésima) e IU insulta a Zapatero y sus ministros a la par que sale a la calle a vociferar irrealidades vestidas con la bandera republicana. Al menos esta vez nos hemos ahorrado el impacto visual que causan los obispos en la vía pública. Un informe del Banco de España alerta de que la economía española ha entrado en recesión por la caída del consumo (el PIB ha caído un 0,8%). Será difícil que se recupere la demanda interna pese a las medidas, por mucho que el ministro Sebastián haga las veces de gurú o se vista de Anne Igartiburu para sacar a pasear los affaires de Gallardón o sandeces similares. Ahora nos pide que llenemos nuestro carro de la compra con al menos 150 euros de productos españoles. Serán 150 euros para quienes los tenga. Algunos tardamos dos meses en cobrar y mientras tanto, nos cocemos unas deliciosas migas de Educación para la Ciudadanía, ahora que con la crisis nos alimentamos de sopa boba. Ya se sabe que para tiempos de crisis económica, siempre existieron funambulistas de la política que salieron por peteneras, y el PP se ha esforzado en que la nueva ética socialista no tenga cabida en los centros educativos, como si la moral fuera algo reemplazable por canicas, ahora que se quejan algunos de que con la hipoteca no les dieron una como al vecino de arriba. Se han esforzado por la vía política primero, y la judicial después, en que la materia de Educación para la Ciudadanía no se desarrolle en las aulas, pero esta vez les ha salido el tiro por la culata. Y yo pregunto: ¿por qué se niegan a cursar dicha asignatura los mismos que se creen paradigmas de la moral y la ética en nuestro país? Algunos pensarán que es mejor dedicarse a espiar y a hacer novillos el día que toca arrimar el hombro. Y es que entre el Aguirregate y las dudas de Rajoy en apoyar las medidas anticrisis lanzadas por Zapatero, el PP se ha diluido y según las últimas estimaciones de voto se arrastra a 8 puntos del PSOE. Una amiga socialista que estos días de vino y rosas me ha seguido y acompañado en mi peregrinaje particular me pidió que escribiera sobre el caso de la asignatura de Educación para la Ciudadanía, un caso tan manido que voy a darle carpetazo con la decisión que acaba de tomar el Tribunal Supremo, que se quiera o no se quiera cierra de una vez por todas este infructuoso debate. Ahora, unos se irán a patalear a Estrasburgo, otros, la mayoría, perderán su puesto de trabajo, y hasta habrá quienes pongan en cuestión, cínicamente, los esfuerzos del Gobierno español por la economía. No sabemos si seguirán las escuchas y los dossieres en la Comunidad de Madrid, si continuaremos siendo vigilados o si finalmente la Milá ficha por Génova, el Gran Hermano de los que no necesitan una asignatura para respetar lo que el derecho ha dado en llamar intimidad. Camino de Granada, cuando hayas olvidado que los niños españoles tendrán que cursar Educación para la Ciudadanía sí o sí, yo sólo me estaré acordando que tras los desempleados y los moralmente obligados, habrá gente mucho más desafortunada: los que como tú y como yo seguiremos escribiendo en el messenger, o quizá en este blog, palabras de desconsuelo mientras encogemos.