El tiempo no es constante en nuestra memoria: se expande y se contrae y los recuerdos se concentran en períodos concretos. Lo estuve pensando este sábado noche, mientras un taxi me llevaba al encuentro con los compañeros. Llovía intensamente y me acordé de tus ojos, de aquel concierto de Ligabue en el que me abrazaste y de nuestra fría despedida en el aeropuerto a finales de hace dos noviembres. También deslicé por mi cabeza que tu ausencia es ya infinita. Me ha costado todo 2008 entender que no volverás con las primeras flores de la primavera. Pero al final lo he conseguido y ahora está a punto de comenzar un nuevo año. Sin embargo, inconscientemente, aquella noche lluviosa me llevó hasta ti, hacia el pasado. Así funciona la reminiscencia, una técnica de intervención cognitiva que los psicólogos han aplicado en pacientes con demencia logrando maravillosos resultados. El secreto reside en mostrar al enfermo bien un objeto, bien una imagen y que ese impacto visual le lleve hasta su pasado, sus recuerdos, sus experiencias con el propósito de que recuerde. Y resulta que en mi pasado estás tú, noches de lluvia y partidos de fútbol con olor a clásico. Fue una sensación extraña vivir un Barcelona - Real Madrid sin la suavidad de tu mano recorriendo mis mejillas. Durante los últimos tres años, cada clásico me atrapaba en Roma. Ahora no estás tú, ni está Roma, ni el Madrid es el que era... Y aunque ya sólo te recuerdo a veces, este sábado los recuerdos me llevaron de nuevo hasta ti: la lluvia, el restaurante, la carbonara... y el partido. Desde que te llevaron las nubes, me he preguntado muchas cosas, como el esclavo que gracias a sus oportunas preguntas a Sócrates en Menón (un diálogo escrito por Platón) logra demostrar un teorema matemático. Yo aún no he demostrado nada, pero me gustaría hacerlo: decirle a la gente con la que cené anoche que ellos son el futuro, que a ellos se les ha encomendado la labor de defender una causa, una ideología. Acaba de comenzar el siglo XXI, la sociedad demanda nuevas realidades cada día. Nosotros hemos de estar ahí para servir de enlace entre los ciudadanos y el poder, entre los jóvenes y los no tan jóvenes. Hemos de recordar lo que significa ser socialista. Cuando se inició el siglo XX, los movimientos sociales (y en particular el movimiento obrero) eran ya, por la amplitud de sus componentes y por el eco de sus proyectos, un elemento esencial del mundo contemporáneo. Que no se nos olviden nuestros orígenes ni a la clase que defendemos porque a los primeros socialistas les costó mucho sudor y mucha sangre iniciar este camino de transformación para entregarle una voz a los más desfavorecidos. Tenemos la historia (no sólo el futuro) en nuestras manos. Hemos de pensar que la historia, la sociedad, ya jamás podrá entenderse ni hacerse sin nosotros. Sin los jóvenes, sin los socialistas. Aunque llueva y nuestros recuerdos no siempre sean agradables. Que la historia la cuentan siempre los vencedores me lo enseñó Juan Francisco Fuentes, mi profesor de Historia Contemporánea en la Complutense. Por eso en este partido siempre hay que salir a ganar. Fuentes saca a la luz ahora un nuevo libro, Diccionario político y social. Él ha sido el encargado de coordinar el trabajo de 45 historiadores que han trabajado durante cinco años en la obra. Lo hacen porque la movida historia política de nuestro país en el siglo XX ha aportado numerosas voces al lenguaje internacional de las ciencias sociales, como transición, consenso o nacionalcatolicismo. Algo que ya sucedió con la agitada historia española del siglo XIX, cuando se alumbraron al mundo términos como guerrilla, liberalismo o pronunciamiento. Me tomo una copa pensando que sería de mí sin mis ideas. Y por ello, mientras llueven flashes, la música penetra en mis tímpanos y clavo mi mirada en ti (lo hice durante toda la cena) estoy pensando en los disturbios que estos días asolan Grecia, en los 33.ooo millones de euros que movilizará Zapatero para inversión pública y en el cambio de pareja de baile efectuado por ERC. Carod y los suyos se alían con la más rancia de las derechas para descalabrar los presupuestos del Gobierno en el Senado. Se trataban de los presupuestos más sociales de la historia en España. Una historia a la que ERC constantemente quiere cambiar, incluso con carácter retroactivo. Y es así como carecen de argumentos para defender una causa justa. Lo mismo gritan muerte al Borbón que cavilan con los nietos del dictador. La cena de anoche me sirvió para asegurarme que si eres auténtico con la vida ésta te respeta y te rodea de gente auténtica. Cueste un año o una eternidad. El dolor al final siempre se evapora. Si el tiempo son momentos concretos, yo siempre guardaré ésta imagen en mis bolsillos. Con fotos o sin ellas. Lástima que te fueses tan pronto a resguardarte de esta lluvia tan hostil que nos asola. Afortunadamente siempre quedará una botella de cava para brindar con los amigos. Si antes, claro está, no se le ocurre a alguien despeñarla por el torso de algún compañero. No lo sabes aún, pero la reminiscencia está en tus ojos.