21 diciembre 2008

UCCAL´ AMMA

Uccal´amma es un vocablo siciliano que en español se puede traducir como la boca del alma. Aquella que nadie escucha pero que también habla. Aquella en la que se duermen las ideas, en la que van a morir frases capaces de cambiar la historia y que nunca pronunciamos. Nuestros pensamientos más recónditos. Sebastiano Riso, director de cine italiano y amigo mío, creó bajo ese vocablo un cortometraje transgresor en el que un hombre y una mujer buscaban dentro de sí mismos su yo más intimista. Su verdadera identidad. Cada cual quería ser distinto. En este caso se trataba de un cambio de personalidad amparado por un cambio de sexo. Un discurso en el que la boca del alma tiene mucho que decir pero en el que nunca dice nada. Al menos no en la Italia berlusconiana. El cine de Sebastiano es en cierta manera neorrealista, no en vano, bebió de la savia del maestro Pasolini. También podemos decir que el suyo es un cine social, como buen amante de Almodóvar que es Sebastiano. Y muy visual y poético, toque que da a sus productos todo siciliano que se precie. Sebastiano quiere dejar constancia de sus escenas, huella de su visión del mundo. Y en esta ocasión lo consigue con un corto capaz de dejarnos absortos varias horas pensando en qué ha querido decirnos con esa obra el autor. Las causas perdidas siempre fueron las causas de Sebastiano, al que recuerdo una tarde de octubre sentado en un viejo autobús con dirección a Trastevere y al que monté en Pirámides. Pregunté a Sebastiano, como pude haber preguntado a cualquier otro, sobre la calle San Francesco Ripa, y ese fue el comienzo de nuestra fraternal amistad. Han pasado más de dos años y no quería cerrar este triste año que afortunadamente se esfuma sin recordar a una de las mejores personas que he conocido en mi vida. Y hacerlo a través de mi blog, que piensa como la boca de mi alma, sin remilgos, y que lo suelta todo. En este artículo se atreve a decir que sueño cada día con volver a disfrutar de su presencia, de su conversación, de su alegría. Sebastiano es un ser único al que encontré por casualidad en un autobús como podría haberlo encontrado comiendo una manzana por el centro histórico de Santiago de Compostela. O en la Gran Vía de Madrid una navidad plagada en ausencias. Un proverbio dice que hay personas que con una simple mirada permanecen en nuestra memoria para toda la vida. La otra noche hablé casi dos horas con una de esas personas a las que me llevó un poco la casualidad, un poco el destino. Ha pasado mucho tiempo y ahora nuestras vidas paralelas están más lejos que nunca. Nos dijimos muchas cosas, pero otras se quedaron en stand by. En un sepulcral silencio exterior. Y fue así porque ella no supo que la boca de mi alma pedía a gritos una caricia suya, una palabra de cariño, un guiño apresurado en la inmensidad de una soledad de la que solamente ella se percató. Mal año éste, y lo fue desde mucho antes que llegara la crisis y que Madoff arruinase los sueños de los que ya no pueden soñar nada porque compraron todo lo que soñaron. Sebastiano también pertenece a una clase social alta. Pero a diferencia de ellos escucha a su alma y cuida su conciencia. Desde niño ha visto el clientelismo siciliano, las historias convexas, los lazos de la mafia. Mucho más de lo que Touriño puede achacar a Fraga en Galicia. Con el cine o sin él, Sebastiano ha luchado contra la mafia, esperanzado en disfrutar de una Sicilia libre y próspera donde decir lo que se piensa no te aboque a sufrir el acero de un revólver junto a la sien. Lo mismo les sucede a los votantes del PSOE y del PP, vascoparlantes o no, que viven en las catacumbas de los pueblos euskaldunes, amparados por una existencia silente y mutilada. Un ejemplo de ello es Pilar Elías, concejal del PP, viuda de Ramón Baglietto, asesinado en 1980 por Cándido Azpiazu, que abrió hace un par de años una cristalería frente a la casa de Pilar tras salir de la cárcel. Mientras llueve intensamente en San Sebastián, alzo la mirada hacia el balcón del Ayuntamiento. Observo como ondean la ikurriña y la bandera de la UE. Junto a ellas está la bandera española, más mustia, más triste. Espera ver un vuelco electoral en los próximos meses que arranque del poder, tras un cuarto de siglo, al PNV, siempre tan ambiguo. Sería otro buen guión para Sebastiano, tan comunista como Cayo Lara, pero mucho más realista. El nuevo coordinador general de IU tiene como objetivo parar la ascendente sangría de votos que amenaza con borrar del mapa a su coalición. Sucede cuando la insensatez, la inmoralidad (los hay en la izquierda y en la derecha) y el discurso volátil y de verbo sencillo son la carta de presentación. La praxis de los comunistas deja mucho que desear y en poco o nada se ajusta a la realidad que tanto pregonan. Siempre sucede, porque el caviar nos gusta a todos, incluido Llamazares, que deja el liderazgo de IU, no su acta de diputado. La bienvenida de Cayo el domingo 14 de diciembre sirvió para llamar a una irresponsable huelga general en lugar de buscar soluciones ante la crisis. Al parecer a Cayo no sólo le gusta la caza, también le gusta cazar al socialista. Como en tiempos de Anguita, se trataría de hacer una virtual coalición con el PP, trazando mensajes y puentes comunes con el resultado final de mayor representación para IU en las Cortes y el poder político para la derecha. Egoísmo puro, un carro al que ahora también parece sumarse Toxo, nuevo secretario general de CCOO. Pero hay cosas que no se pueden decir porque nadie debe saber, porque podrían cambiar el transcurso de la historia, porque se quedan estancadas en la boca del alma. Por ello nunca sabrás que aquel encuentro en la Gran Vía madrileña marcó un punto de inflexión en mi vida. Que cada tarde mustia me acordé de tus ojos azules para sobrevivir en esta selva llena de fieras. Ni sabrás que la noche que recuperé tu voz también recuperé la vida. No lo sabrás a menos que leas este blog que más que reproducir lo que no dice la boca de mi alma se ha encargado de escupir mis vísceras los últimos dos años y medio. Yo, como IU, pervivo en una refundación perpetua de mi existencia. Tu vuelo al sur, para no sucumbir a la mediocridad banal de la capital y sus pijos de medio pelo, es la única esperanza que me queda. Mi alma te pide a gritos que tapones esta herida que sangra ausencia.